Planta herbácea de 30 a 150 cms. de altura, de la familia de las Umbelíferas. Su tallo es hueco y finalmente estriado, manchado de color purpúreo en la base y muy ramoso en lo alto, hojas blandas, fétidas, verdinegras, triangulares y divididas en gajos elípticos, puntiagudos y dentados, flores blancas, pequeñas y semilla negra. Su zumo es venenoso y se usa como medicina.
PROPIEDADES
Todas las partes de la planta y en especial los frutos, contienen alcaloides (coniína, coniceína, conhidrina y pseudoconhidrina) además de un aceite esencial y glucósidos flavónicos y cumarínicos. La coniína es el principio activo más importante de la cicuta, que se halla presente en una proporción del 2% en los frutos y en un 0.5% en las hojas. Se absorbe tanto por vía oral como a través de la piel, por la que penetra con facilidad. Los alcaloides son sustancias vegetales de reacción alcalina.
RECETA
Las hojas y los frutos sin madurar de la cicuta tienen virtudes analgésicas. Conbaten el asma, la tos ferina, las neuralgias, los dolores estomacales, así como la ciática, el reumatismo.
En polvo: los frutos secos de la cicuta se trituran en forma de polvo, que se disuelve en agua; la dosis máxima tolerable para adultos es de 1 gramo diario de frutos, repartido en 4 tomas de 0,25 gramos cada una. Para uso externo, se usa en pomada que se prepara con 1 gramo de frutos triturados por cada 9 de disolvente graso. Se usa como anestésico local en caso de neuralgias y dolores intensos. Téngase siempre bien presente que la coniína se absorbe por la piel.
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